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jueves, 4 de agosto de 2011

Familia y escuela dos mundos que no deben separarse


El especialista plantea, desde diferentes aspectos, la "mala" relación que existe hoy entre el hogar y el sistema formal educativo. Aporta ideas para mejorar la interrelación que, en definitiva, va a repercutir en mejor rendimiento de los chicos a la hora de formarse.

Autor
Alejandro Castro Santander

La educación formal continúa ocupando cierta actualidad, pero no debido a la alta y trascendente función que la escuela debe ejercer en el desarrollo de la persona y en el progreso global de las sociedades, sino por los aspectos menos satisfactorios de la misma: desmotivación de los docentes y los alumnos, enfrentamiento entre padres y docentes, convivencia violenta en las aulas, fracaso escolar, etcétera. A la familia de la nueva modernidad no le va mejor. No podemos olvidar que existe una coherencia y una correlación entre la familia, la escuela y el tipo de educación que se imparte.
Los estudiantes viven en una determinada sociedad, y si ambas instituciones trabajaran juntas, el resultado de esta sociedad formadora sería niños y jóvenes desarrollándose e integrándose en ella. Pero no siempre es sencillo llevar a la práctica esta unión, ya que las relaciones son por lo general de recelo y reproche. Frecuentemente, la escuela se queja de que las familias delegan excesivamente en ella aspectos formativos que le son propios, mientras que muchos padres se sienten exigidos por la escuela acerca de lo que deben hacer con sus hijos, ignorándose su realidad y puntos de vista.otras "escuelas". En la actualidad, el binomio familia-escuela se va debilitando en su tarea formativa, y es indudable que no son los únicos contextos de aprendizaje de los niños y adolescentes, ni los docentes los únicos agentes. Su tarea, en no pocas oportunidades, se ve alterada por otros espacios de educación no formal, constituidos por la prensa, la televisión, internet, la telefonía, los videojuegos, el cine, consumos culturales que con su potente influencia logran en numerosas ocasiones obstaculizar cualquier intención formativa.¿con quiénes compite la escuela? ¿qué otras cosas están aprendiendo los chicos? Finalizando el 2007 se conocieron más datos sobre el ya indiscutible crecimiento de internet, a través de los resultados del estudio Generaciones Interactivas en Latinoamérica, la mayor investigación sobre el uso de las TIC en niños y adolescentes que se ha hecho hasta la fecha y la primera que integra las distintas tecnologías disponibles para ellos: telefonía celular, internet, videojuegos y televisión. El estudio, impulsado por Telefónica y desarrollado por la Universidad de Navarra y EducaRed, encuestó a 21.774 escolares de entre 6 y 18 años pertenecientes a 160 escuelas de Argentina, Guatemala, Colombia, México, Brasil, Chile, Perú y Venezuela. Estos escolares latinoamericanos entrevistados poseían en 95,8%, al menos, una computadora, y 82,9% utilizaba internet en casa y, a pesar del reinado de la televisión (por tiempo dedicado y por número de televisores en los hogares), eligieron en primer lugar navegar en la red.
Al ocupar internet la preferencia de niños y adolescentes, ya no es sólo la televisión la que merece la supervisión responsable de los adultos. La Secretaría de Medios de la Nación reveló sobre el uso que los argentinos hacen de internet -a través de una muestra de 3.020 casos de todas las regiones realizada en diciembre del 2007- que, si bien 52,8% de los encuestados había navegado por internet, al desagregarse los datos se observa un corte muy claro por edad: sólo 24,2% de los mayores de 50 años sabe lo que es un navegador, mientras que 84,3% de los chicos de entre 12 y 17 años expresa haber accedido a la red.
Los adolescentes serían los consumidores más frecuentes de internet, y la utilizan generalmente para el chateo, la mensajería electrónica, los juegos en línea, blogs, fotologs y la navegación en páginas pornográficas, entre otras visitas. Pero, "en Argentina, 83% de los niños de entre 7 y 14 años accede a internet sin el control de sus padres", según el estudio exploratorio sobre el Control de menores en el uso de internet, Prince & Cooke 2006.¿qué tal hoy la motivación para el estudio? Ante la ausencia de articulación entre familia, escuela y medios de comunicación, asumir aisladamente la tarea educativa sólo puede ser origen de tensiones y desmoralización. De ahí la necesidad de actuar en estos contextos y con otros agentes educativos, para no hacer recaer en la escuela responsabilidades que también están fuera.

El ámbito afectivo de la familia es el nivel privilegiado para la primera socialización (criterios, actitudes y valores, claridad y constancia en las normas, autocontrol, sentido de responsabilidad, motivación por el estudio, trabajo y esfuerzo personal, equilibrio emocional, desarrollo social, creciente autonomía, etcétera). Así, en los primeros años, la familia es un vehículo mediador en la relación del niño con el entorno, jugando un papel clave, que incidirá en el desarrollo personal y social. Pero esta institución integradora está hoy puesta en cuestión.
Si antes estaban más claras las responsabilidades, hoy la escuela está acumulando funciones que antes desempeñaba "acompañando" a la familia. Se siente obligada a asumir la formación también en aspectos de la socialización primaria, para los que la familia debería ser la incuestionable experta. Si no hiciera esto, sería casi imposible desarrollar el proceso educativo con éxito.

Después de varias décadas incentivando la participación de las familias en el sistema educativo, estas empiezan a considerarse "clientes" de los servicios educativos, a los que se les demandan mayores funciones.

En lugar de ciudadanos activos, que junto a los docentes contribuyen a dar forma a la escuela que quieren para sus hijos, muchos padres y madres se consideran clientes que envían a sus hijos para que consuman educación, y se limitan a exigir a los propios docentes cuando no se amolda a la "calidad" prometida.familia, escuela y comunidad. Las escuelas, especialmente aquellas que están en contextos de desventaja, no pueden trabajar bien aisladas de las familias y de las comunidades respectivas. Es una evidencia que, cuando las escuelas trabajan en conjunto con las familias para apoyar el aprendizaje de los alumnos, estos suelen tener éxito. De ahí el requerimiento continuo de formar redes de colaboración que involucren a los padres en las tareas educativas.

Si bien la literatura está repleta de experiencias que describen programas de implicación de las familias, el problema es la escasa posibilidad de transferirlos a otros contextos.
Hay inicialmente un conjunto de obstáculos y barreras, más perceptivos que objetivos, que impiden la colaboración y el trabajo conjunto: los docentes no siempre fomentan la participación de las familias, en parte debido a la desconfianza sobre lo que pueden aportar a la mejora de la educación. Por su parte, los padres no siempre participan cuando son invitados, debido al desconocimiento e inseguridad sobre lo que ellos pueden hacer, o simplemente por "falta de tiempo".

Los resultados de los alumnos son mucho más efectivos si se ven acompañados y apoyados por las respectivas familias. A los chicos les va bien, los docentes están satisfechos, la comunidad educativa crece en reputación y mejora la comunidad adyacente.
Podemos identificar dos tipos de discursos, uno dominante y otro emergente, en la teoría y práctica de la relación entre escuela-familia-comunidad:
• "Socios para mejorar": es el discurso de provisión de servicios, constituido por una perspectiva de déficit de la comunidad, necesitada de un conjunto de servicios complementarios, donde las escuelas se convierten en centros de recursos para las respectivas comunidades (alumnos, padres, vecinos)
• "Nueva ciudadanía": un discurso más emergente de desarrollo de la comunidad, que apuesta por una relación más inclusiva, donde todos los miembros de la comunidad son considerados como agentes de cambio, y la unión de las escuelas con la comunidad pretende el desarrollo de de esto.
Mientras en el primero se trata de proporcionar apoyo a los niños y sus familias para que tengan una comunidad más viable social y económicamente, en el segundo la escuela no es la unidad de integración de servicios sino que forma parte de una red de otros servicios de la comunidad, y los individuos no se consideran clientes de los mismos sino agentes del desarrollo comunitario.efectos de la sociedad familia-escuela. Existe una fuerte relación entre el apoyo familiar y el comportamiento de los estudiantes, el rendimiento académico, y el sentimiento de seguridad en sí mismo. Algunos datos:
- El 23% de los logros escolares pueden relacionarse con el apoyo familiar.
- Los dos factores fundamentales que influyen en los logros académicos de los niños y niñas son el nivel educativo de los padres y madres, y la calidad del trabajo cooperativo entre familia y escuela.
- Los niños que no se sienten apoyados por sus padres y madres en las materias escolares triplicarán los riesgos de padecer enfermedades relacionadas con el estrés (dolor de cabeza, estómago, musculares, y problemas de crecimiento).
Percibir apoyo social y académico de los padres y madres influirá sobre los sentimientos de pertenencia a la institución, el interés por las materias escolares, logros escolares, y la motivación para construir relaciones.padres: "presente". Familia y escuela son ámbitos que, según el grado en que se integren con generosidad, tendrán sus efectos en la educación de los alumnos. La colaboración entre estos agentes educativos es un factor clave en la mejora de la educación. Pero el grado de conexión entre estos dos mundos depende de las actitudes, prácticas, experiencias e interacciones. La situación sociocultural y las políticas y prácticas anteriores condicionan el grado de implicación y la forma y tipos de relación; por su parte, las líneas de comunicación individuales e institucionales especifican cómo y dónde tienen lugar las interacciones entre escuela, familias y entorno.

Podemos hablar de 6 tipos de implicación de la escuela-familia-comunidad que son importantes para el aprendizaje de los alumnos y para hacer más efectiva la relación entre escuelas y familias:
•Ejercer como padres: ayudar a todas las familias a establecer un entorno en casa que apoye a los niños como alumnos y contribuya a las escuelas a comprender a las familias.
• Comunicación: diseñar y realizar formas efectivas de doble comunicación (familia-escuela) sobre las enseñanzas de la escuela y el progreso de los alumnos.
•Voluntariado: los padres son bienvenidos a la escuela para organizar ayuda y apoyo en el aula, la escuela y las actividades de los alumnos.
•Aprendizaje en casa: proveer información, sugerencias y oportunidades a las familias acerca de cómo ayudar a sus hijos en casa, en la tarea escolar.
•Toma de decisiones: participación de los padres en los órganos de gobierno de la escuela (por ejemplo, en consejos escolares).
•Colaborar con la comunidad: identificar e integrar recursos y servicios de la comunidad para apoyar a las escuelas, a los alumnos y a sus familias, así como de estos a la comunidad.familia-escuela: ponerse de acuerdo. Cuando hay quejas de que los padres no colaboran lo suficiente o que les falta interés, también hay que preguntarse si desde la escuela se hace todo lo posible para que se sientan "bien recibidos". Al respecto, la investigación sugiere que las escuelas pueden dar pasos para desarrollar el papel de los padres y su sentido de eficacia para ayudar al aprendizaje de los hijos, mostrar formas prácticas de implicarlos en el apoyo a las escuelas, docentes y alumnos, y adaptar las maneras de participación a los requerimientos de la vida profesional y familiar.

Mientras algunos países que obtienen buenos resultados en las evaluaciones internacionales ponen el énfasis en la coordinación con las familias, por lo general, otros formamos a los docentes para centrarse en el desarrollo de proyectos curriculares en los que no tienen participación las familias.

Escuelas que inicialmente rompieron la barrera apostando por un incremento de relaciones con los padres o tutores han descubierto la importancia para su propia labor (apoyo de las familias, mejora del aprendizaje de los alumnos, mejora de la moral de los docentes y de la reputación de la escuela en la comunidad).
Conseguir sintonía y colaboración no es algo dado, tiene que ser construido y conquistado. Por supuesto que junto a la ilusión habrá momentos de crisis, pero si se reconoce que el punto de encuentro entre padres y docentes son los niños, las soluciones aparecen.
La escuela no termina cuando toca el timbre, su influencia penetra en la familia; y el alumno no sólo es tal cuando cruza la puerta de la escuela, su realidad familiar lo sigue también en las aulas. Es necesario un renovado y sincero pacto educativo y que se comience a articular la acción educativa escolar con la de otros agentes. Necesitamos fundar una acción conjunta en la comunidad en la que se vive y educa. Sólo se puede iniciar la reconstrucción de la comunidad y su nuevo ciudadano, a partir de un ámbito escolar que incluya las familias.





Fuente


http://www.elsolonline.com/

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